¡Hola! Este es un envío muy especial porque es el resultado de una hermosa colaboración con el Fondo de Acción Urgente de América Latina y el Caribe (FAU-LAC) para reflexionar acerca de lo digital como un territorio que no solo habitamos sino que también protegemos y desde el cual accionamos.
FAU-LAC es un fondo activista latinoamericano que acompaña los procesos de lucha, resistencia y reivindicación de los movimientos feministas de mujeres, trans y personas no binarias de toda la región.
“Nosotras no queremos contar las historias de los movimientos” me explica Anaiz Zamora, integrante del FAU-LAC, en uno de los encuentros virtuales que tuvimos. “Queremos que ellxs mismxs las cuenten: posibilitar eso. Reconocemos y acuerpamos -como le decimos nosotras- la gran lucha de los movimientos de base y que están ahí, defendiendo sus territorios y que al final son quienes están enfrentando los riesgos”.
Hoy, en América Latina y el Caribe, la defensa de los territorios y de los bienes comunes está vinculada a innumerables procesos de extractivismo, explotación y despojo -no solo de tierras, sino también de nuestras costumbres y ancestralidades- que van desde la extracción de materias primas hasta la de nuestros datos digitales, y que además impactan de manera diferencial sobre las mujeres e identidades feminizadas.
En estas luchas y resistencias de los movimientos feministas latinoamericanos, nos preguntamos: ¿Cuál es el rol de las tecnologías y de los territorios digitales? ¿Cuáles son las tecnologías que utilizamos y cómo? ¿Es posible trabajar de una manera segura y no aumentar los riesgos en contextos de extractivismo de datos y vigilancia tecnológica? ¿Cómo construir espacios digitales seguros y amorosos para nuestros activismos?
Todas estas preguntas son parte del trabajo que llevan adelante desde el FAU-LAC en relación a lo digital, y hoy son también una invitación para que reflexionemos juntas.

Cuerpas y territorios en disputa
En los últimos años, el activismo de los movimientos feministas cobró una nueva dimensión gracias a las tecnologías digitales, porque además de otorgar mayor visibilidad a sus luchas, permitieron articular ideas y acciones a escala regional (y global) en tiempo real.
Sin embargo, lo digital no es solo una herramienta. Estamos ante un espacio transformador, un territorio de disputa de poder y de control. En él también se articulan las desigualdades y las distintas formas de opresión vinculadas a la raza, clase, etnia, orientación sexual y género que vivimos mujeres, trans y personas no binarias a lo largo de nuestra historia. Es, sin dudas, un territorio del cual también hacemos un uso político.
¿Qué sucede con nuestros cuerpos habitando la materialidad del territorio digital? Hoy es imposible imaginarnos por fuera de este permanente flujo entre lo físico y lo digital, nuestros cuerpos sienten y reaccionan frente a cualquier estímulo o interacción en Internet y sus múltiples huellas se imprimen en nosotras. Lo virtual también nos constituye, es tan real que ya no hay dicotomía posible.
Empezamos a ser más conscientes de ello durante la pandemia, porque lo digital tuvo un papel preponderante y nos llevó a reconfigurar lo cotidiano y nuestros vínculos. “Estar conectadxs, súbitamente, se redujo a estar disponibles veinticuatro–siete y de cuerpo entero en el territorio de Internet. La hiperconectividad —lejos de cultivar encuentros— nos agota hasta las células”, escribió en ese tiempo Liliana Zaragoza Cano, escritora y artista hackfeminista. Con el boom del big data, la inteligencia artificial y los algoritmos “nuestros cuerpos siguen siendo un botín de guerra, ahora decodificado en forma de datos: nuestros datos”.
Quienes integran el FAU-LAC, trabajan en el análisis de los impactos y las afectacciones de las tecnologías en el activismo, sobre todo en los cuerpos y las emociones de les activistas y defensoras. La apuesta ético-política del FAU-LAC es poner el cuidado en el centro.
“No hay que entender la idea de cuidado como una imposición, muchas veces tampoco es una decisión, sino que es un proceso”, me explica Anaiz. “Un proceso que puede ir variando dependiendo del contexto, de lo que te hace sentir bien a ti o lo que le haces sentir bien a tu colectivo, porque el cuidado es algo que puede ser acompañado de manera colectiva”.
Lo interesante de esta perspectiva es el registro sobre cómo habitar las tecnologías, porque el cuerpo-territorio, el cuerpo físico y el cuerpo digital son partes indivisibles de los procesos de cuidados.

La cuerpa como primer territorio
La noción de “cuerpo digital”, hace referencia al «conjunto de la memoria e información sobre nosotras mismas o nuestras colectivas, que creamos para tener presencia en el espacio virtual», escribe Sarus Munarriz Awad, en El cuidado en el Centro, un documento que reúne los aprendizajes del equipo de FAU-LAC en torno al cuidado junto a defensoras y activistas.
Si el “cuerpo digital” no puede pensarse separado del cuerpo físico, «tampoco puede pensarse separado de la noción de ‘territorio cuerpo-tierra’». Esta mirada más holística que plantean, les ha permitido ampliar la reflexión sobre «los distintos cuerpos que habitamos como escenarios de resistencia y protección, y sobre cómo se interconectan estos cuerpos».
¿Qué significa esta idea de territorio cuerpo-tierra? Es una noción que nace de los procesos de resistencia de las mujeres indígenas Maya-Xinca de Guatemala contra los proyectos extractivos y se centra en el cuerpo de las mujeres como primer territorio a defender. El cuerpo se convierte así en la primera frontera, el lugar desde donde —primero de forma individual y después colectiva— se defiende lo más sagrado, la vida propia y la comunitaria, los saberes, la identidad, la memoria.
En un texto que forma parte de la publicación Mujeres defendiendo el territorio, Lorena Cabnal, sanadora maya, integrante de la Red de Sanadoras Ancestrales del Feminismo Comunitario Territorial de Iximulew en Guatemala, escribe:
«La defensa y recuperación del territorio cuerpo-tierra define una manera de plantear y sentir el cuerpo como territorio vivo e histórico. Sentir el cuerpo como un territorio, implica reconocer una dimensión consciente de la vida con la que nacemos y en la que se teje toda la relación cósmica. Es un lugar situado, es un lugar donde radica nuestra palabra, nuestros sentires, nuestros deseos, nuestra historia».
Siguiendo esta idea, me resuena mucho la mirada de la filósofa mexicana Nadia Cortés cuando dice -en una charla que super recomiendo- que lo interesante es pensar el cuerpo como nuestra primera mediación, «como nuestra primera tecnología que nos permite precisamente poder conectarnos y relacionarnos».
En la cosmovisión de las mujeres indígenas, la resistencia cuerpo-territorio se encuentra entrelazada con la defensa del territorio-tierra. «No podemos hablar de cuerpos felices y emancipados, en tanto la naturaleza esté sumamente oprimida y explotada. La liberación de los cuerpos pasa por la liberación de la tierra», afirma Lorena Cabnal en una entrevista.

Esta mirada cobra un significado aún más profundo cuando vemos cómo los procesos de producción y desarrollo de las tecnologías que nosotras mismas utilizamos se sostienen a partir de un modelo extractivista que despoja los territorios y sus comunidades, poniendo en jaque la vida de las personas y el ambiente.
«No podemos hablar de resistencia digital si no entendemos los impactos específicos que tienen sobre nuestra región tanto el desarrollo de dispositivos electrónicos, como el uso de las tecnologías de la información», afirma Sarus de FAU-LAC. «Debido a esta conexión del “cuerpo digital” con estos otros cuerpos, es urgente sumar a la protección integral feminista una reflexión alrededor del cuidado de nosotras mismas y el cuidado colectivo en el mundo digital».
(Re) Habitar las tecnologías
Cuando desde los feminismos hablamos de cuidados en línea, automáticamente lo vinculamos a cuestiones de violencia de género. Está claro que es una problemática que no hay que dejar de lado -aún contando con muchas herramientas y aplicaciones de seguridad digital a disposición- pero también es importante explorar otras dimensiones. Por ejemplo, cómo se producen las tecnologías y qué sistemas alternativos podemos desear, imaginar y crear desde una perspectiva decolonial, feminista, no extractiva y corresponsable con nuestros territorios y comunidades.
Desde FAU-LAC afirman:
«El riesgo no sólo proviene de afuera, sino que muchas veces viene de cómo estamos asumiendo nuestro “habitar digital” sin noción de nuestros límites y de las afectaciones a nuestros territorios por parte de las industrias tecnológicas; o viene del control sobre nuestra información que entregamos, sin consciencia, a empresas y gobiernos».

¿Cómo pensar entonces los cuidados digitales de esta perspectiva? La invitación es, precisamente, «hacernos cargo de nuestros cuerpos digitales, conscientes de la conexión que tienen con otros cuerpos y con todo aquello que nos rodea» y, al mismo tiempo, vincular el cuerpo digital, como decisión cotidiana y como proceso, a las estrategias de cuidado las estrategias de cuidado aprendidas, tanto personales como colectivas, en el territorio-tierra. Siempre teniendo en cuenta que nuestra relación con las tecnologías es diferente para cada persona, según la edad, el contexto y la experiencia. Sarus escribe:
«Cuidarnos digitalmente implica tomar decisiones, tanto individuales como colectivas, para asumir otros tipos de activismos en línea que respondan a nuestros contextos, realidades materiales, herramientas propias y aprendizajes vitales».
Algunas reflexiones que proponen desde FAU-LAC para el cuidado digital son, por ejemplo, el hacernos corresponsables de lo que compartimos en línea sobre y con otres, iniciar procesos de reflexión sobre nuestros canales de comunicación, desarrollar espacios virtuales seguros para almacenar la información, compartir y actualizarnos sobre herramientas de software libre que nos protegen frente a la represión y vigilancia tecnológica, y buscar estrategias para hacer frente a las cercas de audiencia impuestas por las redes sociales comerciales.
CUIDAR nuestr@ cuerp@ digital, es un documento que reúne una serie de tips de cuidado digital. Si bien está enfocado al trabajo virtual en tiempos de aislamiento y pandemia, es un material valiosísimo tanto para la vida cotidiana como para el activismo en línea y el trabajo remoto. Se puede descargar gratuitamente aquí.
“Abramos espacios de reflexión sobre nuestros “habitares digitales” Animémonos a hablar sobre nuestra relación e historia con las TICs. Creando espacios seguros, sin miedos y juicios, charlemos de la ansiedad que nos generan estas tecnologías, la autocensura frente a aquellas violencias que nos cuesta reconocer, o los impactos de la conectividad permanente”
Cuidar nuestr@ cuerp@ digital, Fondo de Acción Urgente para América Latina y el Caribe.
Menos pantallas, más conexión
¿Te imaginas como posible una desconexión tecnológica consciente? Practicar la “desintoxicación” de las redes sociales y dispositivos ayuda a recobrar energías y desarrollar otras formas de estar conectadas. La conexión tiene múltiples formas y materialidades, no es solo digital.
A comienzos de este año, y como resultado de un trabajo colectivo junto a activistas, defensoras, mujeres y personas trans campesinas, rurales, indígenas y pescadoras de Mesoamérica, Brasil y Colombia, dese el FAU-LAC lanzaron esta hermosa campaña que invita a (re) conectar con otras muchas formas de vida y sabiduría, reconociendo que, si bien la tecnología es parte de nuestra vida, también existe la posibilidad de no estar en ellas, al menos por un rato.
“En lo que todas (las personas que participaron de la creación colectiva) coincidieron es que en las tecnologías hay como un mandato a estar ahí todo el tiempo. Sentían que estaban perdiendo muchas conexiones, que era justo lo que les estaba posibilitando ese espacio presencial: encontrarse, volver a conocerse, volver a hablar de lo que sentían, debatir desde maneras amorosas”, me cuenta Anaiz sobre el proceso de trabajo en torno a la campaña.
Queremos un mundo con “Menos Pantallas y Más Conexión” es la invitación de esta hermosa campaña que comparte herramientas, reflexiones y estrategias de cuidado, protección y sanación de nuestros territorios digitales. Entre los materiales vas a encontrar audio poemas, mandalas, propuestas para activar el cuerpo, tips para alejarnos un rato de las pantallas y varios ejercicios de desconexión, además de materiales gráficos para invitar a otras personas a sumarse.



¡Muchas gracias por llegar hasta acá! Este envío no hubiese sido posible sin el apoyo del Fondo de Acción Urgente de América Latina y el Caribe a quienes agradezco profundamente la propuesta de hacer algo juntes ❤️
Te invito a que conozcas el trabajo que realizan y también las líneas de acción que ofrecen. Por ejemplo, los Apoyos de Respuesta Rápida, para atender a situaciones de emergencia, amenaza u oportunidad, abiertos a solicitud los 365 días del año; los Apoyos Estratégicos que se enfocan a Mujeres Defensoras del Territorio; y también el Programa de Activismo Sostenible con el que acompañan a las defensoras, activistas y sus organizaciones, mediante procesos de formación y de espacios de reflexión.
Toda esta información la vas a encontrar en su web, además de recursos, materiales y publicaciones elaborados a partir de las experiencias y aprendizajes compartidos.
También quiero agradecer muy especialmente a Katia González, por las ilustraciones que acompañan el boletín. ¡Son hermosas! 😍
Este fue el envío #73 de Siempre Cyborg Nunca Diosa. ¿Te gustaría colaborar con el proyecto? Podés compartilo con tus amigues o en tus redes sociales para que llegue a más personas, con eso me ayudás un montón. Si te llegó reenviado, podés sucribirte acá:
¡Hasta la próxima! Ivana